Después de 30 años de mano dura del derrocado Hosni Mubarak, Egipto ya tiene su primer presidente salido de las urnas democráticamente. El islamista Mohamed Morsi acaba de jurar su cargo, aunque ya lo había hecho de manera simbólica ante una repleta plaza Tahrir, símbolo de la lucha de la denominada Primavera Árabe.
Se trata del primer civil que accede a la jefatura del Estado en Egipto y lo hace después de vencer en las elecciones presidenciales por el 51,7% de los votos al ex primer ministro Ahmed Shafiq que también concurrió.
“Juro por Dios, que es grande, preservar con lealtad el sistema republicano, respetar la Constitución y la ley, tener en consideración los intereses del pueblo de manera total y preservar la independencia de la patria, su integridad y su territorio”, indicó Morsi durante su juramento del nuevo cargo.
Un día antes, este viernes, Morsi aseguró a los ciudadanos que se agolpaban en la plaza Tahrir que “la revolución todavía continúa” y recordó a los allí presentes que él había llegado ahí porque “vosotros sois la fuente del poder” y agregó que “nadie está por encima de vosotros, ninguna institución, ningún ente”.
Se abre una etapa nueva en Egipto, por el camino se quedan las 800 personas que murieron para conseguir lo que hoy acaba de comenzar.