Más de 100.000 fieles acompañaron este domingo al Cristo de la Victoria que, con puntualidad británica, de eso se encargaron los organizadores, que hasta hicieron esperar a la talla unos minutos, salió de la Concatedral, recibiendo honores militares.
Precedido por el portador del pendón, que este año fue el ex alcalde Manuel Pérez, quien estaba escoltado por dos de sus hijos, el recorrido, durante el cual la organización no estuvo a la misma altura que a la salida del templo, fue seguido por otros miles más que se agolpaban a ambos lados de las calles, especialmente en Cánovas del Castillo o la pasarela que une el Centro Comercial A Laxe y A Pedra.
El Cristo, si estuvo rodeado por más devotos que nunca, lo cual creó varios problemas por las calles del Casco Vello y la concentración en la Porta do Sol de quienes quisieron unirse al canto del himno con el que se puso fin a la procesión, a la que, al contrario que el año pasado, en el que estuvo ausente a causa de una operación, sí asistió el obispo, Luis Quinteiro, acompañado por el cardenal emérito de Sevilla, Monseñor Carlos Amigo Vallejo.
Quien no acudió fue Alberto Núñez Feijóo, quien presidió en Cambados la Festa do Albariño, durante la cual se inauguró la estatua dedicada a uno de sus predecesores, Manuel Fraga. Sí asistió la práctica totalidad de la Corporación, con el alcalde a la cabeza, a excepción de los concelleiros del BNG, Lucía Molares, directora general de la Entidad Estatal de Suelo (Sepes), junto a su sucesora en la Delegación de la Xunta en Vigo, María José Bravo, además de otras autoridades civiles y militares.