Sacar al fundador de WikiLeakls, Julian Assange, de la embajada ecuatoriana de Londres, después de conocerse que el Gobierno de Ecuador le ha decidido concederle el asilo político solicitado se está convirtiendo en una operación más que compleja. Sobre todo, después de saber que Reino Unido no hará nada para ayudarle a salir de las instalaciones de forma segura.
Es más, el Gobierno británico advierte -y este jueves ya lleva alguna que otra amenaza– que en cuanto el activista australiano abandone la embajada de Londres, será arrestado y extraditado a Suecia, en donde le espera la Justicia por unos presuntos delitos sexuales.
Precisamente, fue el propio ex juez Baltasar Garzón, encargado de su representación legal, quien pidió ese salvoconducto ahora denegado. Según el ex magistrado de la Audiencia Nacional, es “ineludible” dicho mecanismo diplomático para salir de Inglaterra y, quiera o no, Reino Unido tendrá que acabar cumpliendo.
Para el jurista español, Reino Unido “podrá debatir jurídicamente si corresponde o no”, pero recuerda que una vez concedido el asilo político otorgar un salvoconducto no tiene vuelta de hoja.
Por cierto que Assange ha agradecido ya públicamente la “valentía” demostrada por el Ejecutivo que dirige el presidente ecuatoriano, Rafael Correa. Tal y como recogen varios medios británicos, el fundador de WikiLeaks recordó que “no fue Reino Unido ni mi país natal, Australia, el que se antepuso para protegerme de la persecución, sino una valiente e independiente nación latinoamericana”.