Su muerte se produjo el pasado mes de abril cuando trataba de llegar en una patera a Italia, pero no ha trascendido hasta ahora. Hablamos de la joven atleta somalí Samia Yusuf Omar que, tras competir en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, murió ahogada cuando buscaba un futuro mejor.
Sin embargo, su sueño se truncó cuando desesperada optó por subirse a una embarcación poco segura y se echó al mar sin mirar atrás, huyendo de un país en el que el hambre y los conflictos armados le dejaban pocas posibilidades para dedicarse en cuerpo y alma a su pasión: el atletismo.
Samia era una de las mujeres de su país con mejores aptitudes para la actividad deportiva y obtuvo la plaza para correr los 200 metros en los Juegos de 2008 cuando tenía 17 años. Sin embargo, a pesar de que su gran ilusión era poder correr en Londres, no llegó a la cita.
La noticia la hizo pública otro deportista valiente, el mediofondista Abdi Bile, quien confirmó que la atleta había perdido la vida cuando buscaba un futuro más próspero.
Pone los pelos de punta saber que la madre de Samia llegó a vender un terreno para poder comprar el pasaje ilegal de la patera, que salió de Libia rumbo a Europa.