Así lo asegura un grupo de investigadores de la Universidad de Duke (EEUU) que aseguran haber descubierto que la leche materna provoca un crecimiento de la flora intestinal de los bebés diferente al que causan los preparados de leche maternizada. Aunque ya sabíamos de los beneficios de dar pecho a los recién nacidos, aquí tenemos otro motivo más para seguir aconsejando dar de mamar.
Esa mayor flora intestinal de los bebés hará que estén mejor protegidos ante infecciones y enfermedades.
Las conclusiones del estudio, publicado en la revista Current Nutrition & Food Science, reflejan que ‘tomar teta’ fomenta la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal, lo que permite la absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmune.
Informes previos habían demostrado ya que la leche materna reduce la incidencia de infecciones por diarrea, gripe y enfermedades respiratorias durante la infancia, al tiempo que protege contra el desarrollo posterior de las alergias, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y otras enfermedades.
Las pruebas se llevaron a cabo comparando leche maternizada, leche de vaca y leche materna. Y ganó la materna por encima de las otras dos, ya que las bacterias se adhirieron entre sí para formar capas delgadas y adherentes de bacterias que sirven de escudo contra los patógenos y las infecciones, mientras que las de las otras quedaron por detrás.