Exactamente, según un estudio realizado por el Brigham and Women’s Hospital of Harvard Medical School de Boston, del que se hace eco la Fundación Española del Corazón (FEC), indica que esta probabilidad aumenta si estas personas superan los 45 años de edad. La investigación, publicada en ‘Archives of Internal Medicine’, ha estudiado a 44.573 pacientes de más de 44 países y, tras realizarles un seguimiento durante cuatro años, los investigadores han determinado que las personas que vivían solas tenían un mayor riesgo de mortalidad general frente a las que vivían acompañadas, un 14,1% frente a un 11% y de mortalidad cardiovascular, un 8,6% en el primer caso, frente a un 6,8 en el segundo.
Además de analizar el riesgo cardiovascular en general, los científicos también han estudiado el papel de la edad en el aumento del riesgo: mientras que las personas de entre 45 y 65 años que vivían solas tenían un riesgo del 7,7% frente al 5,7% de las que vivían acompañadas, los individuos de entre 66 y 80 años tenían un riesgo mayor, del 13,2% frente al 12,3%, respectivamente.
La Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que, además, la soledad está históricamente relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedad y depresión. “Hace ya un tiempo que se viene considerando la sensación de soledad y el hecho de vivir solo como un factor favorecedor de diversas enfermedades”, destaca uno de sus miembros. A ello se suman otros factores de riesgo, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el sobrepeso o el tabaquismo son algunos de ellos, a los que hay que añadir otros relacionados con el estilo de vida “ que favorecen la aparición de una dolencia cardiaca, como es el caso de la falta de higiene, el seguimiento de una mala dieta o el estrés emocional motivado por la sensación de soledad”.