El Premio Nobel de Física ha recaído este año en dos pioneros de la física cuántica: el francés Serge Haroche (Casablanca, Maruecos-1944) y el norteamericano David Wineland (Wisconsin, EEUU-1944). Sus trabajos pioneros de la interacción entre la luz y la materia son los que han hecho que se inclinara la balanza hacia sus nombres para premiarlos desde Estocolmo.
Desde la institución se argumenta que ambos investigadores pusieron la primera piedra de los “métodos experimentales que han permitido medir y manipular los sistemas cuánticos individuales”.
Según el fallo del jurado, abrieron la puerta “a una nueva era de experimentación en la física cuántica”, logrando la observación directa de partículas cuánticas individuales sin destruirlas.
Una de las aplicaciones más prometedora será en el futuro ordenadores súper rápidos basados en física cuántica, así como la fabricación de relojes extremadamente precisos que podrían convertirse en la base futura de una nueva medida del tiempo.
Los ganadores de este premio se embolsarán cerca de 930.000€.