Su nombre es Ricardo Barcia y, desde esta mañana, está en huelga de hambre ante la oficina de Ibercaja, en Urzáiz, para exigir que el banco cumpla su palabra y acepte el apartamento que había comprado en Salceda de Caselas como pago de la deuda que tienen con la entidad. Este había sido, según ha asegurado, el compromiso que había adquirido la entidad con él, ya en agosto, “incluso me llamó el director este jueves para decirme que tenía un comprador”. La operación, denuncia, no se materializó ya que, cuando fue a enseñar el apartamento “solo aparecieron los señores de una inmobiliaria para hacer unas fotos, que iban a colgar, no sé si en Facebook o en otra página, para ponerlo a la venta”.
Esta historia se remonta al año 2006 cuando Roberto pide un préstamo de 90.000 € para comprar un apartamento en aquella localidad, “entonces trabajaba de camionero para Citroën y decidí irme para Salceda porque llegaba de trabajar a las 2 de la mañana y tenía que volver a las 7 y venir a Vigo me suponía perder tiempo de sueño”. Entonces pagó por el mismo, que el promotor tasó en 114.000 €, “una pequeña entrada”, y pidió 90.000 € a Ibercaja.
Hasta 2008 fue pagando las cuotas del préstamo, “de unos 480 € mensuales”, hasta que se quedó sin trabajo. Desde ese momento los pagos se le acumularon y, cuando ya no tuvo ingresos, para hacer frente a las cuotas, solicitó varios créditos a otras entidades, entre ellas Cetelem, Novacaixagalicia y City Bank. “En total le he pagado al banco 40.000 € y, para liquidar el préstamo he dejado el piso y les he ofrecido que se cobren lo que queda por pagar con la venta del piso”.
Hace unos meses le dijeron que sí, “que todo estaba arreglado”, pero hasta este jueves, cuando le comentaron que tenía un comprador, no había tenido más noticias, “y los pagos seguían acumulándose”. Por ello, y puesto que “no había tal comprador, como me dijeron” ha optado por plantar la tienda de campaña delante de la sucursal e iniciar una huelga de hambre que está decidido a llevar hasta el final.
Ricardo asegura que sus últimos ingresos provienen de un plan de empleo municipal que tuvo que dejar cuando “me puse enfermo” y que, desde entonces, no ha ganado nada. “Claro que quiero pagar, por eso he dejado el piso y le he pedido al banco que lo venda y que se quede con o que saque, pero no voy a poner un euro más, porque creo que con los 40.000 € que ya he entregado más lo que ingresen con la venta de mi casa la deuda ya estará saldada…no me parece que el banco vaya a tener que cerrar por esto”, comenta.
El problema ahora, señala, es que la realidad es que “el piso está escriturado en 50.000 € y no sé dónde están los 40.000 € que faltan del crédito que yo le pedí al banco”. Ricardo afirma que se lo ha preguntado al director de la oficina quien, según su versión, le respondió que “esto era muy común en aquella época, todos los bancos lo hacíamos, pero no me ha aclarado cómo es posible que me diesen un crédito por 90.000 € cuando el valor del piso era de 50.000, que yo haya pagado 40.000 y que aún deba otros 50.000 más“. vigoalminuto ha intentado conocer la opinión del director pero en la sucursal nos han dicho que no hará declaraciones.