Un año más nuestra comunidad sigue ocupando los primeros puestos en cuanto a los denominados puntos negros en las distintas carretera españolas.
Y es que, según el informe presentado hoy por RACC y RACE, encabeza esta peligrosa lista el tramo de la SC-21 que conecta al aeropuerto de Lavacolla.
Tras este punto negro, en el segundo puesto se encuentra otro tramo gallego, el de la N-640 entre Pontenova y Meira (Lugo) y, ya en el tercero, se encuentra el de la N-632 que conecta Venta de Ranas y Piles, en los alrededores de Gijón.
La mitad de los puntos negros que hay en la Red de Carreteras del Estado se concentran en cuatro carreteras que contabiliza los accidentes con fallecidos o heridos graves registrados hasta 24 horas después del siniestro de los tres últimos años y los pone en relación con las intensidades de tráfico del mismo periodo.
En concreto, en España hay 24 tramos negros o con un riesgo muy elevado de accidente que se reparten en 15 vías. Las más peligrosas so: la N-630, que une Gijón y Sevilla y cuenta con seis tramos negros, concentrados en Cáceres (dos), Sevilla (dos), Badajoz y Huelva; y de la N-122, la N-6 y la N-621, todas con dos tramos.
Completan la lista, un tramo de la N-225 en Castellón; uno de la A-7 en Granada; uno de la N-234 en Soria; uno de la N-125 en Zaragoza; uno de la N-640 en Lugo; uno de la N-610 en Palencia; y uno de la N-122 en Soria. Fuera de este ránking queda un tramo de la N-322 a su paso por Albacete, que en el estudio del año pasado figuraba como el tramo con mayor probabilidad de accidentes.
Si bien en la última década el número de tramos con riesgo elevado o muy elevado de accidentalidad pasó de un 36% a cerca de un 6%, todavía siguen siendo demasiados esos puntos peligrosos en nuestras carreteras españolas.
En total siete comunidades autónomas concentran 337 kilómetros de riesgo muy elevado o negros, aunque Galicia y Asturias se llevan la palma, el 2,9% y 2,8%, respectivamente.
