Ocurrió en Londres. Hablamos de Jennifer Wederell, de 27 años y enferma de fibrosis quística, que falleció por un cáncer de pulmón a los 16 meses, después de recibir el trasplante de otro, pero de un fumador.
La joven fue sometida a un trasplante de pulmón en el hospital Harefield de Londres, tras recibir la donación de una persona fumadora.
A Jennifer le diagnosticaron fibrosis quística a la edad de dos años y para cuando alcanzó los 20 años tenía que usar oxígeno las 24 horas del día. Estuvo en lista de espera para un trasplante de pulmón durante 18 meses, hasta que en el mes de abril de 2011 le dijeron que había un órgano compatible para ella.
Lo terrible de esta historia con final trágico es que tanto la víctima como toda su familia llevaban años esperando ese trasplante. Cuando por fin se creía que iba a mejorar su calidad de vida llegó ese trasplante ‘maldito’ y en tan solo 16 meses se murió.
Desde el centro hospitalario argumentan que no es habitual que los pacientes especifiquen que no desean ser tenidos en cuenta la hora de recibir un pulmón clínicamente sano, aunque proceda de un fumador. No obstante, sí que consideran que hubiera estado bien que Jennifer hubiera sabido que su donante había sido adicto al tabaco en vida.
Y es que, el padre de Jennifer mantiene que si su hija lo hubiera sabido nunca se habría sometido a esa operación.