Antes de que se fuese, le hemos pedido que se diese un buen baño, ahí lo tenéis, que se afeitase la barba chivo, que pusiese colonia y que se peinase, para que su madre le viese bien guapo. Acto seguido, le hemos metido, con dos bocadillos de tortilla y dos cocacolas, en el tren que sale para Hendaya, de allí a París, de París a Viena, de Viena a Berlín,de Berlín Moscú y, desde la capital rusa, el Transiveriano hasta su casa, en Vladivostok.
Le hemos dicho que no vuelva hasta el día 2, que no se preocupe, que nos apañaremos como podamos…y aquí es donde entráis vosotros: notaréis su ausencia. Veréis que la calidad y cantidad de las informaciones se resentirá…y nos hemos emocionado en el andén…nunca nos habíamos separado tanto tiempo.
Inmediatamente, se ha reunido el consejo de redacción, al que han acudido todos sus miembros, incluido el vecino del tercero, al que hemos sacado de la cocina donde estaba enfrascado con la cena en compañía de su amigo Ferrán, que viene de Cataluña a pasar unos días, y el presidente del grupo vigoalminuto, al que conocimos hoy, y que es muy simpático…y el consejo ha tomado la decisión de que mañana, si eso, no habrá noticias.
Realmente, sí habrá noticias, pero vigoalminuto no va a publicarlas…a no ser que pase algo muy grave…en ese caso, se activará el ‘Plan Especial de Contingencias en Período de Vacaciones’: el becario lleva encima un ordenador y un pincho para que pueda conectarse a Internet, y él os mantendrá al tanto.
Resumiendo: mañana descansamos y os dejamos descansar…que no lo decís, porque sois considerados, pero…¿para qué negarlo? ya nos tenéis muy vistos…y lo mejor es darnos un tiempo.
Desearos, a todos…y aquí ya nos ponemos serios (los que no estamos bailando la conga), unas horas tranquilas y felices. Después de agradeceros desde vuestra consideración hasta vuestras críticas, acordarnos de las personas que se han quedado sin trabajo, de aquellas a las que les han robado sus ahorros, de las que viven en la puta calle, de esas a las que la codicia ha dejado sin casa, de las que aún tienen vergüenza, cojones y ovarios, de las que son honestas y decentes y de todas aquellas con las que no han podido los cientos de rateros, descuideros, chorizos, caraduras, canallas, granujas, rufianes, desaprensivos y cabrones que alientan, consienten, mantienen y siguen beneficiándose de la situación en la que estamos. Un abrazo.