El Gobierno venezolano celebrará este jueves una toma de posesión simbólica con la que pretende iniciar el tercer mandato presidencial de Hugo Chávez. Para ello ha convocado a los venezolanos a una “gran fiesta popular” ante el Palacio de Miraflores, sede de la Presidencia, para “rendir homenaje al comandante-presidente”.
A la misma está previsto que acudan mandatarios y altos funcionarios de 20 gobiernos, entre quienes estarán los presidentes de Bolivia, Nicaragua, Uruguay y, aún sin confirmar, Ecuador, Evo Morales, Daniel Ortega, José Mújica y Rafael Correa, respectivamente, quienes darán su completo apoyo al vicepresidente, hombre designado por Chávez para sucederlo, “si pasa algo”.
El propio Nicolás Maduro indicó ayer, durante la presidencia de su primera reunión del Gobierno, que “cuando nuestros invitados le vean los ojos mañana a esa manifestación de varios miles de hombres y mujeres, gente de a pie, los humildes, los chavistas, los bolivarianos, los patriotas, van a ver los ojos a un solo rostro: el rostro de Hugo Chávez”.
El nuevo ‘mandato’, que debería prolongarse hasta 2019, se inaugurará sin unas nuevas elecciones presidenciales a la vista, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dijo el miércoles que la asunción presidencial puede demorarse indefinidamente hasta que Chávez se recupere o se aclare si puede ejercer el poder.
Y ello se produce en un clima en el que, la oposición, fragmentada y desmovilizada tras dos derrotas electorales consecutivas, no tiene un criterio único a la hora de afrontar la enfermedad del presidente: mientras unos partidos piden que se dé contestación en la calle o se dejan ver en las redes sociales, otros han denunciado la interpretación partidista que ha hecho el Tribunal Supremo de la Constitución, un tercero ha llevado el caso a instancias internacionales y, por último, un cuarto, ha clamado, “les pedimos que se abstengan de venir a avalar un acto inconstitucional. No se está pensando en Venezuela y los venezolanos, sino que algunos países están pensando en su beneficio y en los regalos que han recibido durante estos 14 años”.
A ello hay que añadir el secretismo sobre el estado real de Hugo Chávez. Desde hace un mes, cuando voló a La Habana para someterse a una intervención calificada de “grave” por su propio gobierno, no se ha difundido imagen alguna, no hay comentarios por parte del presidente en su cuenta de Twitter, tampoco llamadas telefónicas o entradas en directo en programas televisivos…nada. Ello ha hecho que se hayan desatado los rumores que apuntan desde a un fallo multiorgánico a un coma inducido o a que habría entrado en la fase final del cáncer que se habría extendido a la médula, el hígado y los riñones, informaciones que han sido desmentidas por el Gobierno venezolano que, sin embargo, no ha facilitado detalles sobre la salud del presidente, salvo reconocer que hubo complicaciones durante la cirugía o que ha sufrido “complicaciones respiratorias”.