Habrá sido el esfuerzo del partido de Copa contra el Madrid, el tiempo, las lesiones o que Barcelona no se les da bien, pero la realidad es que el Celta no pudo, en ningún momento con el Espanyol y así lo reflejó el resultado.
Los de Herrera salieron muy atrás en la primera parte, lo que permitió que los catalanes se volcasen en su área, dejando en poca cosa la táctica de celeste de hilar un contraataque que pudiese sorprender a los de Aguirre. El transcurso del partido hizo que el Celta fuese encontrándose más cómodo en el campo y, al cuarto de hora, Aspas pudo adelantar al equipo con un cabezazo que sacó Casilla.
Los vigueses perdonaron en esta ocasión, pero no lo hizo Sergio García quien, tras avisar dos veces antes y culminó una jugada que empezó Javi López, quitándole a Krohn-Dehli el balón de los pies, con rapidez se la dejó a Stuani, que apuró hasta línea de fondo para centrar rasa y directa al pie de García que solo tuvo que empujarla.
El Celta siguió con la misma táctica, poniendo más corazón que técnica y viendo como Aspas desaparecía del partido cuando lo hicieron los últimos pases que necesitaba para irse al área españolista con peligro.
En la segunda parte los celestes salieron con las ideas algo más claras y, si cabe, más ganas. Ello permitió que fuese empezando a dejarse notar en el área blanquiazul. Primero avisó Aspas, con una falta a la que le faltaron centímetros para irse dentro de la portería. El Espanyol, ante el empuje del Celta, se colocó bien y se dispuso a aguantar un resultado, una táctica que parecía que podía invitar más al empate, pero que los de Aguirre supieron llevar a cabo a la perfección.
¿Qué pasará ahora? Por lo pronto habrá que esperar. Con este resultado el Celta se queda con 18 puntos en la primera vuelta, dos más que el Granada, que juega este domingo y que, lamentablemente, es quien marca la línea que separa a quienes están fuera de los puestos de descenso.