No es que sea un Boing 747 o que se trate de un aparato que hace una ruta transoceánica, sino que se trata de una simple avioneta que este lunes, a las 11:19 horas, una fecha que pasará a la historia, ha aterrizado en el Aeropuerto de Castellón.
El mismo, inaugurado en marzo de 2011, en una ceremonia en el que el entonces presidente de la Diputación, en presencia y con los aplausos del ex president Camps, reprochó a quienes le exigían que en el aeródromo aterrizasen aviones que “no entienden nada”, jamás había visto tomar tierra en sus pistas a ningún aparato volador…no cuentan las cometas que los niños llevaban allí cuando paseaban por sus pistas, ni los aviones de papel que se tiraban unos a otros los empleados del mencionado aeropuerto, cuyo director cobra tanto como el presidente del Gobierno.
Lo mejor de la noticia no es que haya aterrizado una avioneta, sino que la misma lo ha hecho como preludio de un próximo vuelo de prueba que, como ha indicado el Govern de Valencia es “uno de los trámites necesarios para poder certificar el aeropuerto antes de su puesta en marcha”…porque resulta que no estaba certificado. Es decir, que era una explanada, que el impulsor del mismo Carlos Fabra, bautizó como “el aeropuerto del abuelo”, cuando recibió a sus nietos el día de la inauguración.
El pasado viernes, el vicepresidente y portavoz del Gobierno valenciano, José Císcar, aseguró que la Generalitat seguía “trabajando sobre las distintas ofertas” que existen para comprar este engendro, al ser preguntado por la posible venta del recinto a un inversor hispanolibio y sobre si había alguna conclusión.