Se trata de parte de tres integrantes de una unidad dirigida por el doctor José Luis García Sabrido, que ya atendió a Fidel Castro y es jefe de Cirugía del Hospital Gregorio Marañón, reforzada con dos doctores rusos que, según informaciones de varios periodistas venezolanos, serían los encargados del tratamiento paliativo al que se está sometiendo Hugo Chávez en Caracas.
Esos mismos periodistas aseguran que la enfermedad que padece el presidente es un rabdomiosarcoma del psoas, un músculo detrás de la vejiga, que es poco frecuente en adultos. El cáncer, de acuerdo con distintas versiones, todas ellas extraoficiales puesto que el gobierno venezolano nunca ha especificado la dolencia exacta de Chávez, limitándose a divulgar las fases de su tratamiento, ha podido metastatizar, extendiéndose a riñones, páncreas, huesos y pulmones, causándole una insuficiencia respiratoria aguda que ha obligado a implantarle una cánula traqueal para facilitar la ventilación.
El tratamiento, del que únicamente ha trascendido que es “duro y complejo” al que está sometido, se realiza en completo secreto y, siempre según las noticias que llegan desde Caracas, ningún miembro de la dirección o del personal del Hospital Militar en el que está ingresado tiene acceso a la planta novena, en el que se encontraría el presidente. La discreción es tal que los doctores, enfermeras y asistentes que lo atienden llegan al centro médico en vehículos oficiales, protegidos por escolta militar, y cuando termina su jornada laboral son recogidos por los mismos vehículos y la misma protección.