Y lo hace tan sólo unos días antes de que eché a andar el cónclave papal que elegirá al sucesor de Benedicto XVI y en el que iba a participar. El cardenal católico británico Keith O’Brien anunció este lunes su renuncia como arzobispo de St Andrews y Edimburgo, tras haber sido acusado de “comportamiento inapropiado” hacia otros religiosos en la década de los 80.
O’Brien, de 74 años, era la figura más veterana de la Iglesia católica en el Reino Unido e iba a ser, precisamente, el único representante británico en dicho cónclave.
Además de arzobispo desde 1985 el cardenal británico es presidente de la Conferencia de Obispos de Escocia.
Según argumenta el religioso en un comunicado de prensa emitido por la Iglesia escocesa, “no deseo que la atención mediática en Roma esté centrada en mí, sino en el papa Benedicto XVI y en su sucesor”.
Su marcha, junto a otro cardenal de baja por enfermedad, se traducirá en que serán 115 y no 117 los cardenales con derecho a voto en la elección de nuevo pontífice.
En cuanto a la polémica que le ha llevado a esta decisión se trata de las denuncias al Vaticano por parte de varios sacerdotes por la supuesta conducta indebida que llevó a cabo durante años hacia otros religiosos.
Dichos religiosos habrían sido víctimas de la conducta indebida del cardenal cuando se encontraban bajo su tutela hace ahora más de 30 años. Incluso uno de ellos abandonó el sacerdocio cuando O’Brien fue nombrado obispo.
