Aunque la prohibición es general hay unos destinatarios claros: los cardenales de EEUU. Y es que, parece que desde que llegaron a Roma para preparar el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, no han parado de hacer declaraciones y de dar ruedas de prensa.
Tanto el cardenal Daniel Di Nardo -arzobispo de Houston-, como su homólogo de Boston, Patrick O’Malley, llevan días hablando, aunque sin desvelar grandes cosas, pero esto está poniendo nervioso al Vaticano. Por eso, acaban de decidir que el único con autoridad para hablar de todos los preparativos del cónclave es el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
Precisamente, esta única voz autorizada dio este jueves una rueda de prensa para asegurar que no hay prisa para elegir al representante de San Pedro en la tierra, con lo que, seguimos sin saber la fecha de reunión del cónclave.
Serán un total de 115 cardenales los electores que decidirán entrar en la Capilla Sixtina e intentar reunir los dos tercios de votos necesarios para que la fumata sea blanca.
