Este martes a las 4 y media de la tarde empieza el segundo Cónclave de este siglo y el primero en casi 700 años que deberá elegir a un Papa estando su antecesor aún vivo. Esta ‘peculiar’ reunión es una de las pocas costumbres de la Iglesia que ha podido ser impuesta por los fieles. Aunque fue el Papa Nicolás II quien, en 1059, estableció que solo los cardenales pudiesen elegir al sucesor de Pedro, estos deben de permanecer ‘cun clavis’ (bajo llave), desde dos siglos más tarde.
En 1271 la elección que finalizó con la elección de Gregorio X en Viterbo duró más de dos años y nueve meses; fue entonces cuando las autoridades locales, presionadas por el pueblo debido al retraso en elegir un nuevo pontífice, cerraron a los cardenales en el Palacio Papal hasta que un nuevo Papa fuese elegido; como pasaban las semanas y no llegaban a una elección, Carlos de Anjou ordenó que la dieta de sus eminencias se redujese a pan y agua, y como ni así elegían al sucesor de Clemente IV, se decretó la retirada del techo del palacio, aunque otros testimonios históricos señalan que se hizo para que el Espíritu Santo llegase a los cardenales y les inspirase (sería la primera vez, de la que se tiene conocimiento, de que es el Espíritu Santo el que debe guiar la elección, idea que sigue hasta hoy).
Desde esa hora, los cardenales quedarán encerrados en la Capilla Sixtina, el lugar donde se han elegido todos los papas desde León XIII, en 1878. Pero antes habrán realizado varios ritos. Por la mañana, en la basílica de San Pedro, la solemne misa Pro eligendo Pontífice, oficiada por el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano. Antes del cónclave, los purpurados se reúnen en la Capilla Paulina. De allí, en procesión y cantando letanías, se dirigirán a la Capilla Sixtina. Realizarán un juramento de mantener en secreto el desarrollo de las votaciones y seguirán una meditación a cargo de un cardenal maltés, Prosper Grech, que no participa en la elección del Papa por haber cumplido los 80 años. Los cardenales que superan esta edad no tienen derecho de voto aunque sí pueden ser elegidos.
Aunque el primer día los cardenales no tienen obligación de votar, todo señala, al menos el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, así lo ha indicado, que lo harán una sola vez. Casi con total seguridad ninguna de sus eminencias alcanzará el apoyo de 77 de sus compañeros, que representa la mayoría de dos tercios para suceder a Pedro. Eso significa que la ‘fumata’ que salga por la famosa chimenea la ‘Capella Sistina’ será negra, algo que, de acuerdo con lo que ha anticipado la Santa Sede, podría producirse alrededor de las 8 de la tarde de este martes. Para que pueda verse bien la señal, que retransmitirá a todo el mundo la Televisión Vaticana, un foco iluminará el humo.
Desde el miércoles, y hasta que haya nuevo Papa, los cardenales acudirán a la Capilla Sixtina por la mañana, de las 9 y media de la mañana a las 12 y media y, por la tarde, de 4 a 7 y votarán dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Cada vez que depositen su voto pronunciarán el siguiente juramento, “Testor Christuum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quiam secundum Deum iudico eligi debere” (“Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, que doy mi voto al que, según Dios, considero que tiene que ser elegido”) El propio Vaticano ha anticipado que, si no hay elección, el humo negro saldrá de la Sixtina alrededor de las 7 de la tarde. Si hay elección positiva, en alguna de las votaciones matutinas, el humo blanco podrá esperarse en torno las 10.30-11.00 de la mañana y en torno 17.30-18.00, si hubiese ya Papa.
Si los cardenales llegan a un acuerdo, el cardenal decano de los electores, el cardenal Giovanni Battista Re, se dirigirá al elegido y le hará esta pregunta “Acceptasne ellectionem de te Canonice Factam in Summum Pontificem?” (“¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?”) y, una tras la respuesta afirmativa, le preguntará “Quo nomine vis vocari”? (“¿Con qué nombre quieres ser llamado?”). Entonces el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, actuando como notario, levanta acta de la aceptación y del nombre que ha tomado. Se procede entonces a quemar las papeletas para la ‘fumata’ blanca.
El nuevo Papa se viste en la llamada Estancia de las lágrimas. Cuando vuelve, se da lectura a un pasaje del Evangelio ligado al ministerio petrino, se reza brevemente y los cardenales desfilan, uno por uno, ante el nuevo pontífice felicitándole y prometiéndole obediencia. El Papa y los cardenales entonan juntos el Te Deum.
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Una novedad de este cónclave es que el Papa, antes de salir al balcón para saludar a la multitud, pasa desde la Capilla Sixtina a la Paulina para rezar sólo unos momentos ante el Santísimo Sacramento. Es el protodiácono, el cardenal Jean Louis Tauran quien hará el anuncio ‘Habemus Papam!’ y dirá el nombre del elegido, en el balcón de la basílica de San Pedro. Unos diez minutos después saldrá al nuevo sumo pontífice, dirá unas palabras e impartirá la bendición Urbi et Orbi.
No parece que esto tenga mucha importancia en este Cónclave…y en caso de que lo tuviese, hay un principio, que se ha cumplido la mayoría de las veces según el cual ‘quien entra en el Cónclave como Papa, sale como cardenal’. La lista de los posibles papables, es mucho más larga que en otras elecciones, especialmente la de Benedicto XVI hay, por lo menos, una docena de candidatos con posibilidades y, lo que en otras ocasiones, como el puesto que ocupan en la curia y las archidiócesis que dirigen, puede tener mucha menos importancia que los factores geográficos y de geopolítica de la Iglesia.
Los italianos tienen cierta ventaja, fundamentalmente porque son 28 los cardenales de este país, pese a que Italia apenas representa el 6% de todos los católicos del mundo. Entre ellos sobresale el arzobispo de Milán, Angelo Scola, aunque se mencionan otros nombres como Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, o Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal italiana. También suenan los norteamericanos Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, el barbado Séan Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, y Donald Wuerl, arzobispo de Washington, D.C. y Marc Ouellet, canadiense, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En Latinoamérica se nombra entre los ‘expertos’ al mexicano José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Monterrey y, especialmente, al brasileño Odilo Pedro Scherer, arzobispo de Sao Paulo, la diócesis más poblada de la cristiandad. Entre los asiáticos se ha hablado del filipino Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, aunque su juventud, solo tiene 55 años, juega en su contra, y si hubiese que buscar un Papa en los cardenales llegados de África, los favoritos de medio mundo, se reconoce al ghanés Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz y el sudafricano Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban. Del resto de Europa, de donde procedían los dos últimos pontífices, los que tendrían más posibilidades serían el austríaco Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y el húngaro Péter Erdö, Arzobispo de Esztergom-Budapest.
Ninguno de los cardenales españoles con derecho a voto, Santos Abril y Castelló, de 77 años, Antonio Cañizares, de 67, Antonio María Rouco Varela, de 76, Carlos Amigo Vallejo, que cumplirá 78 años en agosto, y Lluís Martínez Sistach, de 75, parece que llegue a calzarse las sandalias de pescador.
Casi 6.000 periodistas list@s para decir el nombre del sucesor de Benedicto XVI, en 25 idiomas
A pesar de que la lección del Papa es un proceso medieval, lo cierto es que suscita el interés, como mínimo, de los medios de comunicación, tanto que, según los datos de la Santa Sede, se han acreditado para cubrir el Cónclave un total de 5.085 periodistas de 65 países, a los que hay que sumar los más de 500 informadores que siguen, habitualmente, las noticias del Vaticano.
Habrá nuevo Papa en el Ángelus del domingo y será más joven y cercano que su antecesor…pero igual de conservador
La mayoría de ellos coinciden en que la elección será rápida, tanto que el domingo el Ángelus lo pronunciará ya el sucesor de Benedicto XVI…aunque la ‘fumata’ blanca no saldrá tan rápido como en 2005, cuando Joseph Ratzinger fue designado a la cuarta votación. Los informadores están de acuerdo, asimismo, en que el nuevo pontífice se alejará del perfil de su antecesor y, de acuerdo con las señales que han transmitido los cardenales estos últimos días, será un Papa más joven y mucho más cercano…aunque eso sí, no se espera un giro demasiado brusco en lo que se refiere a las costumbres y la línea, ultraconservadora, de la Iglesia, no en vano más del 80% de los cardenales con derecho a voto han sido designados por los nada liberales Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Noticias relacionadas: Solo un gallego, el lucense Dámaso I, llegó a Papa…hace 1.647 años. El cardenal Dolan asegura que el próxipo Papa tendrá que hacer muchos cambios en la Iglesia. Va, Bene. El portavoz del Vaticano denuncia “presiones inaceptables” para elegir al nuevo Papa. Uno de los cardenales que elegirá al nuevo Papa es un encubridor de abusos sexuales a menores. Cuatro vigueses de la edad del Papa, lo tienen claro, “a esa edad no se está para cargos como el suyo”. Benedicto XVI, “he renunciado por propia libertad y por el bien de la Iglesia”. Benedicto XVI, lo deja.