El Ferrari no va en clasificación…aunque en carrera es otra cosa. Prueba de ello es el Gran Premio de Australia que ha completado Fernando Alonso quien, pese a salir en la quinta posición, ha ido remontando llegando a liderar la prueba en varias fases y distanciándose del favorito y ‘poleman’ este sábado, Sebastian Vettel.
Finalmente, la lluvia no se dejó ver por el Albert Park de Melbourne y fue posible presenciar una prueba llena de emociones y de alternativas, en la que la sorpresa, si puede decirse que es así, ha sido el finlandés Kimi Raikkonen y su Lotus. Kimi demostró que puede ser un más que serio rival a lo largo de toda la temporada, no solo por su espíritu competitivo, sino por la prestación de su monoplaza que hoy ha basado su victoria en el magnífico tratamiento de los neumáticos que le ha permitido hacer la mitad de la prueba con las mismas gomas.
En el momento en el que entró a cambiar, Alonso tiró todo lo que pudo, mejorando, una y otra vez, la vuelta rápida de carrera, adelantando a Hamilton (Mercedes) y metiéndole tiempo a Vettel (Red Bull), pero nada de ello fue suficiente. El piloto asturiano no pudo aumentar la distancia con el finlandés los 25 segundos que necesitaba para volver a la pista en primera posición tras hacer el cambio de neumáticos.
Cuando Alonso se reincoprporó a la pista, la distancia con Kimi era de más de 8 segundos y, aunque recortó a lo largo de las vueltas parte de esa distancia, no pudo bajarla de los 6 o 7, lo que permitió al piloto de Lotus llegar a los últimos giros de la carrera con relativa tranquilidad. En tercer lugar llegó Vettel (Red Bull), cuarto fue Felipe Massa (Ferrari), quinto Hamilton (Mecedes) y sexto el ídolo local, el australiano Mark Webber (Red Bull)