La exhumación de los restos mortales del Premio Nobel de Literatura ha comenzado alrededor de la medianoche (hora peninsular española) con el fin de determinar si murió de cáncer, conforme a la versión oficial, o si, tal y como sostiene quien fuera su chófer Manuel Araya, fue el asesino Augusto Pinochet quien dio orden de matarlo.
Los trabajos de remoción de tierra, que se realizan en la casa-museo de Neruda, que se encuentra en Isla Negra, a unos 100 kilómetros de Santiago, se realizan bajo absoluto secreto: una gran carpa cubre la zona, aunque ante la presencia del juez que lleva el caso, Mario Carroza; del director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos; del presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier; de Araya, de algunos familiares y de tres observadores internacionales.
Se calcula que los restos mortales del poeta chileno habrán sido exhumados alrededor de las 2 de la tarde, hora española, momento en el que serán trasladados a la sede del SML de Santiago para que sean analizados por cinco expertos de este organismo, cuatro de la Universidad de Chile y cuatro internacionales: la estadounidense Ruth Winecker y los españoles Guillermo Repetto, Aurelio Luna y Francisco Etxeberría.
El proceso judicial comenzó en mayo de 2011, cuando el Partido Comunista, al que pertenecía Neruda, interpuso una querella basándose en el testimonio de Araya, que apuntó por primera vez que el poeta chileno podría haber sido asesinado.
La versión oficial sostiene que Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María a causa de un cáncer de próstata. No obstante, su antiguo chófer asegura que agentes de la dictadura militar le inyectaron una sustancia letal en el estómago durante su estancia en dicho centro sanitario.