Así lo indica un informe del Programa ONU-Habitat, plan para el los asentamientos Humanos de Naciones Unidas. Según su director, el ex alcalde de Barcelona y ex ministro Joan Clos, la población mundial hacinada en poblados chabolistas ha pasado de 760 millones de personas en el año 2000 a unos 860 millones en la actualidad, según los datos de ONU-Hábitat.
No solo no se ha conseguido detener el crecimiento del chabolismo en el mundo, si no que “ este fenómeno se agudiza en el contexto actual de creciente demanda de urbanización”
A comienzos del siglo XIX, sólo el 2 % de la población mundial residía en urbes, cifra que “ahora está ya por encima del 50 %”, esto supone que 3.500 millones de habitantes del planeta viven en ciudades o zonas urbanas y el “proceso de urbanización crece no aritméticamente, sino exponencialmente de una forma muy acelerada”. El fenómeno incide más en los países en vías de desarrollo, donde millones de personas abandonan el campo por la ciudad y se instalan en favelas, empujados por la pobreza.
“Una chabola típica tiene entre ocho o nueve metros cuadrados. Una cama. Dos o tres taburetes. Un hornillo. No hay lavabo. En algunas partes hay una ventanita. Y en este espacio, viven dos o tres generaciones. Abuelos, padres e hijos”, explica Clos