El conocido como ‘comité de sabios’, integrado por 12 personas y creado por el Gobierno para acometer la reforma del sistema de pensiones, estudia varias alternativas para hacer una propuesta final. Entre ellas se encuentra que la cuantía de las pensiones esté en función de la edad. Para ello se tendría en cuenta la esperanza de vida, de manera que a mayor esperanza de vida menor pensión. Dicho de otra manera, las pensiones se irán reduciendo a medida que el jubilado vaya cumpliendo más años.
Esta fórmula supondría que las pensiones serían más bajas si se cobran durante más tiempo. Para lograr el equilibrio, se considera aumentar la edad de jubilación, o aumentar el número de años necesario para acceder a la pensión, además de la aplicación de una fórmula en base a la cual se iría calculando lo que se pagaría a cada jubilado según vaya cumpliendo años. Eso sí, esta fórmula sería aplicable a los futuros pensionistas y no revisarían los ingresos de quienes ya están cobrando.
Otra posibilidad que, en principio no tendría que ser incompatible con la anterior, es desvincular el incremento de las pensiones del Índice de Precios al Consumo (IPC), el popular ‘coste de la vida’. Hasta ahora – salvo los dos últimos años -las pensiones subían cada año lo mismo que sube el IPC, una norma que podría cambiar, de tal manera que la subida de las mismas tuviese como referencia, posiblemente, la subida – o el descenso – de los salarios.