El arzobispo de Madrid, que no es otro que su eminencia el lucense Antonio María Rouco, está estudiando formar a sacerdotes exorcistas. ¿Por qué? pues porque no hay ‘especialistas’ de esta clase en la capital y, además, porque hay una importante demanda de ellos…aunque, al menos nosotros no tenemos noticias de muchos casos de posesiones luciféricas entre los madrileños.
Hay que recordar que, de acuerdo con la propia Iglesia, tiene lugar un exorcismo cuando “la misma Iglesia pide con su autoridad, en nombre de Jesús, que una persona o un objeto sea protegido contra el influjo del Maligno y sustraído a su dominio”.
También, conforme al reglamento, los estatutos o las normas eclesiásticas solo una persona tiene el poder para autorizar a un sacerdote, tanto que se forme en las técnicas antibelcebúricas, como para arrancar a Satanás del cuerpo de un pobre devoto: el obispo de la diócesis, en el caso de Madrid, su arzobispo que, se da la circunstancia, es también presidente de la Conferencia Episcopal Católica española: el cardenal Rouco.