Miles de personas se citaron en Castrelos con la historia. Con las historia de Vigo contada de manera épica, visual y llamativa, por las compañías Troula Animación y Bruxo Queiman. No hubo en ella un segundo para el aburrimiento y sí una continua carga de emoción, de sorpresa, de efectos sonoros, de vuelta al origen celta y romano de Galicia y de Vigo, con las tribus galaicas y las legiones romanas llegando hasta el parque emblemático de la ciudad procedentes de Balaidos.
Los artistas, muchos de ellos, como el propio Queimán, con experiencia en citas de la categoría de ‘Arde Lucus’, representaron, primero una lucha acrobática, entre un centurión romano y una líder castrexa que fue el preámbulo de la entrada del propio Bruxo.
Llegó en una carroza, que bajó del cielo, sobre el público que subió la cabeza para verle descender sobre el escenario donde contó, entre conjuros purificadores de la queimada, la historia épica de las ocho provincias gallegas y de Vigo, la ciudad en la que sus moradores prefirieron sucumbir ante las fuerzas romanas antes de rendir sus brazos.
Todo ello dio paso al hermanamiento entre ambas culturas, simbolizado en una danza aérea, a decenas de metros de suelo, en un vuelo de dos acróbatas – hombre y mujer – que dejó pegados a sus asientos a los asistentes.
La representación finalizó con un espectáculo de fuegos artificiales, que iluminó Castrelos, mientras la historia de Vigo acababa contándose en medio de música de película, en himnos celtas, en sonidos, luces y el impresionante vuelo a treinta metros de alto de parte de sus protagonistas.