Según publica este martes el Boletín Oficial del Estado (BOE), el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid ha aprobado el plan de liquidación de Clesa propuesto por la administración concursal, dos años y medio después de que la firma, propiedad de la familia Ruiz-Mateos, fuera declarada en concurso.
En aquella fecha, mayo de 2011, la empresa tenía un pasivo inicial de 1.112,36 millones de euros, frente a un activo inicial de 304,76 millones, de ahí, según el auto, que el desfase patrimonial de Clesa se situase en 807,6 millones de euros.
El juez decidió apartar a los Ruiz-Mateos de la gestión, al considerar que habían adoptado decisiones empresariales “perjudiciales para el patrimonio de la firma concursada“, incrementando cada año el importe del pasivo. Además, el magistrado estimó que la situación financiera de Clesa se vio agravada por la existencia de numerosas operaciones de afianzamiento a favor de empresas ajenas a la concursada y sin más vínculos entre ellas, salvo en los escasos supuestos de participaciones directas mayoritarias, que las personales o familiares entre sus directivos, llegando a multiplicar por cuatro el pasivo de explotación ordinaria de Clesa.
Según recogía el informe de la administración concursal de la firma, Clesa afianzó y avaló, junto a otras sociedades, operaciones financieras y mercantiles de empresas pertenecientes a Nueva Rumasa por un importe de 766,58 millones de euros, lo que representaba más de tres veces la cifra de negocios y 18 veces el patrimonio neto de la empresa láctea en el ejercicio 2008.