La vida sigue igual: el Red Bull está, al menos, a un segundo de todos los demás, Vettel vuelve a ganar y Ferrari ya no es, en este momento, ni el quinto coche del Mundial. Por delante, además de los Red Bull, están los Mercedes, los Lotus y hasta parece que los Sauber.
Da igual que salgan dos coches de seguridad, los Ferrari no van y así, por mucho que Fernando Alonso sea segundo en el campeonato-algo que sorprende más que a nadie a su equipo- y por mucho que haga no va a cambiar lo inevitable: así es imposible que se haga con el título, da igual que fiche a Raikkonen.
Vettel volvió a ganar sin esfuerzo: dominó el trazado de Corea de cabo a rabo, sin sobresaltos y sin alterar ni su plan ni su ritmo, igual dio que las ruedas se degradasen, la estrategia de los demás o el ‘safety-car’. La diferencia es que esta vez no hubo remontada de Alonso para hacerse con un puesto de podio. El asturiano perdió la mitad de sus posibilidades tras un trompo de Massa en la tercera curva –ahí se vio superado por Hulenberg, al que ya no pudo dar caza en 55 vueltas, y luego en boxes, tras una táctica penosa de Ferrari que se sumó a las carencias del coche que tendrá que mejorar casi hasta el infinito para tener una mínima posibilidad la próxima temporada, en la que ya debería estar trabajando.
Este 2013 ya se ha acabado para ellos. Vettel tiene ya 77 puntos de ventaja, suficientes como para poder quedarse en casa las próximas tres carreras y volver para hacerse con su cuarto título en las tres últimas…si es que no lo consigue en Japón, la semana que viene: es factible, solo tiene que ganar y que Alonso haga 9º.