El ex jugador de fútbol Joaô Rodrigo Silva Santos, de 35 años de edad, fue asesinado y decapitado esta semana en Río de Janeiro por desconocidos que posteriormente dejaron la cabeza de la víctima dentro de una mochila en la puerta de la casa donde vivía con su mujer, una policía militar.
Joâo Rodrigo comenzó su carrera futbolística en en el Bangu, a los 16 años, y fue promovido a categorías profesionales con 19 años. Jugó en otros equipos brasileños de segunda división como Madureira o el Boavista, y también en clubes de Suecia y Honduras. Su último club fue el Sampaio Corrêa.
El ex futbolista, que se dedicaba a la administración de una tienda de su propiedad, fue secuestrado poco después de la medianoche del lunes por dos hombres que le obligaron a entrar en un vehículo, según testigos.
Un amigo aseguró que Silva Santos no tenía enemigos y que su tienda había sido robada recientemente. El ex jugador, cuyo cabeza apareció según algunas versiones sin ojos y sin lengua, residía en Realengos, un barrio de la zona oeste de Río de Janeiro cercano a una zona de favelas.
Aunque se desconocen los motivos del crimen, las primeras investigaciones policiales apuntan a que haya podido ser asesinado por traficantes de droga.