Miles de neoyorquinos subarriendan sus habitaciones, casas o incluso mascotas, a extraños que conviven con sus pertenencias durante días, semanas o meses.
Los alquileres son tan elevados que algunos ciudadanos reciben huéspedes para pagarlos, mientras otros alquilan su casa durante una semana y viven en habitaciones de amigos o parejas. Al compartir sus espacios construyen economías alternativas y establecen nuevas interacciones sociales.
Actualmente, se hace a través de un sistema de compañías que conecta a los que subarriendan su casa con los que buscan alojamiento. Una de las empresas más populares es Airbnb los arrendatarios se denominan “anfitriones” y los huéspedes “invitados”. La esfera de los artistas eligen Listings Project, y los viajantes aventureros agradecen la hospitalidad del Couchsurfing.