La Organización de Naciones Unidas (ONU) cifra en 200.000 sirios, los civiles que se encuentran bajo asedio de las fuerzas del régimen, por ello no pueden recibir alimentos, medicinas, ni combustible de forma regular. Se calcula a mayores, que 50.000 personas rozan la situación límite en áreas donde el combate entre el Ejército y los rebeldes impiden el flujo normal de provisiones.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) afirma que este invierno 2,5 millones de sirios necesitan ayuda alimentaria. Calculan que cada semana harían falta 35 millones de dólares para satisfacer sus necesidades alimentarias. La ONU la califica como la peor catástrofe humanitaria del mundo.
La destrucción de campos en zonas rurales impide que las cosechas salgan adelante. Algunas ONGs internacionales han tratado de eludir los controles del régimen e introducir víveres desde la frontera con Turquía. EE.UU y Rusia anunciaron que es posible que se llegue a un acuerdo para trasladar ayuda humanitaria, con la garantía de alto el fuego en puntos concretos del país.
