El informe del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, recoge un detallado listado de abusos, secuestros y ejecuciones documentados a partir del testimonio de las víctimas. Entre los autores se encuentran el Ejército leal al régimen y los grupos rebeldes, desde el Ejército Libre Sirio (ELS), hasta frentes islamistas y yihadistas, o combatientes kurdos.
Los menores, tras haber sido arrestados por fuerzas gubernamentales en escuelas, hospitales o en sus propias casas, por presunta vinculación con grupos rebeldes armados, sufrían actos equivalentes a la tortura para obtener confesiones, humillarlos o presionar a un pariente para que se entregara. Palizas con cables de metal, latigazos, descargas eléctricas en los genitales o simulacros de ejecución eran parte del método empleado. “Se les cortaban los dedos o se les golpeaba con un martillo en la espalda, a veces, hasta causarles la muerte” detalla el informe.
En algunos casos el paradero de los niños sigue siendo desconocido. En casi tres años de guerra en Siria, al menos 10.000 niños han muerto, algunos de ellos como víctimas de bombardeos o ataques militares.
Otra de las preocupaciones en las que incide el documento se centra en la proliferación de niños-soldado, entre 12 y 17 años, en las áreas bajo el control rebelde. Su reclutamiento por parte de grupos armados, consistiría en enviarlos como combatientes, para labores de apoyo en la guerra o como contrabandistas, espías o incluso enterradores.
