Las milicias surgieron como respuesta a los abusos de los musulmanes contra la población cristiana del país. Desde enero los islamitas que no han huido, han permanecido refugiado en las mezquitas o fueron asesinados por los militares. El informe de Amnistía Internacional ha concretado los abusos en la capital Bangui y en otras comunidades de la República Centroafricana.
En la ejecución de la “limpieza étnica” se elaboraban emboscadas, debido a que la única manera para huir se realiza escoltado por las fuerzas internacionales o escondido en camiones de las Naciones Unidas. En cuanto a los asesinatos se aniquilaban a mujeres y ancianos.
El Asesor de Respuesta a las Crisis general de Amnistía Internacional, Joanne Mariner, declaró que “es un éxodo musulmán de proporciones históricas”, además ha criticado la “tibia respuesta de la comunidad internacional, ya que las fuerzas de paz han sido reticentes a desafiar a las milicias cristianas Anti-Balaka reaccionando con lentitud a la hora de proteger a la minoría musulmana”.
Los abusos de las milicias se suceden tras el golpe de Estado creado por la coalición Séléka, que durante los diez meses de mandato fueron responsables de masacres, violaciones y ejecuciones, así como la destrucción de aldeas católicas, añadiendo al conflicto una vertiente religiosa. Tras su retirada, las fuerzas internacionales han permitido tomar el poder a las milicias cristianas.