Una joven paquistaní fue asesinada por sus familiares por casarse sin consentimiento con un hombre de otro clan en Jhol, un pueblo al sur de Pakistán. La víctima identificada como Sugra de 17 años, intentó huir de sus agresores y una vez capturada fue enterrada con vida.
Como represalia, el consejo tribal de su etnia decidió castigarla y contactó con la joven para que regresara. El responsable policial, Abdul Haq Bhutto, explica que “la engañaron, confirmándole que no le ocasionarían ningún daño pero en cuanto llegó la mataron varios de sus familiares. Entre los responsables no están ni su padre ni sus hermanos”. La policía conoce la identidad de los agresores pero no han realizado detenciones. Los agentes no confirman los testimonios aportados por los vecinos de la zona hasta que se efectúe la exhumación del cadáver.
En el sur de Asia son habituales los llamados crímenes de honor que implican a los varones de una familia, la venganza de los ultrajes que vulneren la moral conservadora de las familias locales. La justicia es dictada por consejos tribales bajo la supervisión de clérigos de la localidad. Durante 2012 un millar de mujeres murieron por estas sentencias según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP).
