El tiempo no acompañaba, sin embargo el espíritu luchador de los vigueses por lograr su independencia frente a las tropas napoleónicas se mantuvo firme. El momento esperado de la Reconquista de Vigo ha sido representada como ordena la tradición, entre un despliegue de personajes caracterizados entre hazañas, palos y demás instrumentos de lucha.
La recreación del contexto histórico nos traslada a 1809, situándonos en el levantamiento de la ciudad viguesa liderado por Cachamuiña, frente al ejército de Chalot. Espacios como O Berbés, o la Praza da Constitución cobraron vida para transformarse en los puntos de encuentro de la revuelta popular, la batalla y la victoria.
Los asistentes esperaban con entusiasmo el punto álgido de la tarde con el derribo de la puerta de Gamboa, obligando al ejército galo a cruzar el arco del portón de A Laxe y huir por vía marítima para abandonar Vigo, sin posibilidad de retorno.
La furia y la rebeldía del pueblo oprimido se entremezclan con el espíritu festivo y entrañable del ambiente de la época. Multitud de puestos destinados a la artesanía de origen gallego y a la gastronomía de productos de nuestras tierras, animaban a involucrarse con mayor ahínco en esta celebración con tres días de duración.
Este año el evento presentó la novedad de la recreación de la desaparecida puerta del Sol, acceso que disponía la antigua muralla de la ciudad. El lugar ha sido destinado a los espectadores para que pudiesen observar la recreación desde esa visión.
Ganada la batalla y logrado el objetivo, los vigueses consiguen un año más tarde, el título de Ciudad Leal y Valerosa en reconocimiento a su importante papel en la Guerra de la Independencia. Un buen final para un día pasado por agua.