La Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que el 55% de las mujeres regresa al horario de trabajo anterior tras tener un hijo, en comparación a la figura masculina con una integración del 100%. Renuncian a volver a sus puestos laborables un 7% de las madres, y un 3% pierden su empleo.
La discriminación laboral por tener descendencia señala que un 35% de las madres que se integran nuevamente al ámbito laboral, es a tiempo parcial o a jornada reducida. La investigadora del estudio, Laura Addati, denomina al proceso penalización maternal, destacando la promoción del varón ante el posible embarazo de la contratada, “la discriminación y el acoso se producen antes incluso del embarazo y a la vuelta de la maternidad, con conflictos sobre la reducción horaria, los permisos y las excedencias”.
El estudio pone de manifiesto la necesidad de incentivar la figura de la mujer en el trabajo tras el parto, así como en los primeros años de vida del hijo, ante las consecuencias negativas que “provocan la desigualdad salarial, tanto por causas objetivas como discriminatorias. También explicaría la menor proyección profesional de las mujeres y el llamado techo de cristal“, apunta Addati. Entre las alternativas se plantea el reparto obligatorio de periodos libres entre la madre y el padre para el cuidado de los hijos durante la baja de maternidad.
