Los problemas de Vettel han permitido que la actuación de los Ferrari, en especial de Alonso, haya quedado algo disimulada, este domingo en Mónaco. Como era de esperar, la superioridad de los Mercedes fue apabullante y ni los coches de seguridad cambiaron esto.
La emoción estaba en ver si Rosberg aguantaba la primera posición ante los ataques despiadados de su compañero de equipo Lewis Hamilton, que empezó la carrera corriendo más con la rabia por lo sucedido el sábado en la clasificación- Rosberg se salió, aparentemente por un error, en la última vuelta de la Q3, dejando sin posibilidades a Hamilton de arrebatarle la ‘pole’-.
Por detrás, con alguna alternativa, sobre todo desde que el Red Bull de Vettel se quedó sin opciones, destacó Kimi Raikkonen, que hizo una espléndida salida llegando a rodar tercero en parte de la carrera- un buen papel que mantuvo hasta que se encontró con un Marusia- y bajó hasta la décima posición desde la cual fue escalando alguna más, aunque ya sin mucho más.
Todo ello puso las cosas más fáciles a Ricciardo, que está haciendo una temporada sobresaliente, y a Alonso, que a falta de 20 vueltas rodaba a poco más de 2 segundos y medio del segundo de los Red Bull…aunque fue un espejismo, porque la diferencia se fue disparó hasta 14 segundos -y luego aún más-, y con respecto a Rosberg y Hamilton volvió al mundo de medio minuto.
Ese dibujo de la prueba se mantuvo ya hasta el final. Con los dos Mercedes delante, el Red Bull de Ricciardo, que llegó a parecer más un caza de combate que un coche-porque el otro se averió- justo detrás y, acto seguido, el Ferrari de Alonso, que ha mejorado algo pero que no acaba de suponer problema alguno para las dos principales escuderías de este 2014.
