La Memoria del año 2013 difundida por el Consejo Económico y Social (CES)– que es un órgano consultivo del Gobierno- presenta una realidad sobrecogedora. Según este organismo, la pobreza está a punto de convertirse en una situación crónica, algo a lo que ha contribuido el recorte en los recursos destinados a las personas que han perdido su empleo y ya no cobran prestación alguna.
Ello, según el CES ha hecho que se haya producido “un aumento sin precedentes de los niveles de pobreza, exclusión social y desigualdad” en nuestro país: en 2012 afectaba al 28% de la población, ahora- según datos de la Unión Europea- alcanza a casi uno de cada tres ciudadanos.
La pobreza infantil se presenta como la más grave: en 2012 afectaba al 30% de los niños lo cual ha hecho de España el segundo de la Unión Europea, con mayor pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía.
Además, España es el país de la Unión Europea con mayores diferencias entre los que más ganan y los que menos: las personas con mayores ingresos ganan 7 veces más que los que tienen menos y somos el cuarto país de la zona euro donde los ingresos por persona son más bajos, en relación a su poder de compra.
Todo esto ha hecho que en la actualidad se haya instalado en España la ‘pobreza de los que trabajan’, es decir, personas que pese a que tienen un empleo no ganan lo suficiente como para subsistir, una situación que, lejos de ser afrontada por los poderes públicos- fundamentalmente la Administración central- se ve agravada por la reducción de los presupuestos destinados a programas sociales.