El primer ministro israelí ha descartado un alto el fuego y ha insistido en que su país se prepara para ampliar la ofensiva militar contra Gaza, que en apenas 72 horas ha causado la muerte a 95 personas, la mayor parte de ellas civiles, incluidos 11 niños, el último de ellos de 8 años, este mismo jueves por la tarde.
Benjamin Netanyahu, que así se llama el sujeto que lidera el gobierno hebrero, ha llegado a considerar intensificar el castigo a la población palestina indefensa, con la interrupción del suministro de electricidad y agua, servicios ambos controlados por Israel.
Netanyahu, ha esgrimido precisamente el no cortar el agua y la luz como excusa para ordenar el aumento del número de ataques aéreos porque, ha subrayado, un país como Israel no podía permitirse tomar aquellas medidas.
Después de que diese la orden, se han realizado un centenar de bombardeos más sobre distintos puntos de Gaza, que causaron la muerte a una treintena de personas este jueves y elevaron a casi 600 los heridos en los tres días de ofensiva. Siete de los muertos en los bombardeos de estos días estaban en un bar en el que un grupo de personas veían la semifinal del mundial de fútbol entre Holanda y Argentina.
