Mercedes tendrá puestas todas sus apuestas en Rosberg, pero su hombre es Lewis Hamilton. El piloto inglés ha hecho historia en Hungaroring donde, saliendo desde el pit-lane se ha hecho con el tercer puesto y, de paso, ha desquiciado a su compañero de equipo que estaba todo hecho viéndose en la primera posición de la parrilla de salida.
La lluvia ha sido determinante, puesto que ha estado detrás de varios de los accidentes que han hecho salir al coche de seguridad y han cambiado las estrategias de cada uno de los equipos. En esa estrategia Ferrari ha dejado su papel conservador- no sabemos muy bien qué conserva- y se ha ido a por la prueba calzándole neumáticos blandos a Fernando Alonso para que, a falta de 31 vueltas, acabase con ellos la carrera.
En ese momento, Alonso era segundo y tenía por detrás a Hamilton y a Ricciardo y su misión era estirarlos para intentar, sino hacerse con la primer puesto del cajón, sí optar a algo que ni ha soñado el asturiano este año: subir al podio.
Con este fondo, Ricciardo se lanzó a por Hamilton y dio cuenta de ello a falta de dos vueltas e inmediatamente pasó a Alonso como un caza de combate, haciéndose con la primera plaza que ya no abandonó. Tras él llegó Alonso, seguido de Hamilton y Rosberg, que mantiene el liderato en el Mundial.