El Ejército isrealí, tal y como anunció el primer ministro Benjamín Netanyahu, ha intensificado sus bombardeos sobre Gaza y, esta madrugada, ha matado a 32 personas, todas ellas civiles. Entre los muertos hay varios niños, siete miembros una familia que vivía en Rafá– al sur- y otros cinco de otra, entre ellos una bebé de 3 años. A ellos hay que sumar otras 11 personas– tres niños y dos mujeres entre ellos– en el ataque contra el campamento de refugiados de Bureij, además de una familia entera en Jan Yunis.
A todas estas víctimas hay que añadir una mujer de 70 años– asesinada en un bombardeo contra un barrio ubicado en el sur de Ciudad de Gaza, y una niña de 13 años ha fallecido en el Hospital Europeo de Jan Yunis a causa de las heridas sufridas en otro ataque.
El Ejército israelí ha afirmado haber bombardeado un total de 150 objetivos durante la madrugada, incluyendo la vivienda del primer ministro del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en la Franja de Gaza, Ismail Haniyeh, sin causar víctimas y la planta que suministraba electricidad a Gaza.
En total, más de 1.100 palestinos han muerto en el marco de la operación ‘Margen Protector’, mientras que el número de heridos supera los 6.500, según datos de Naciones Unidas en los que se detalla que más de 85% de las víctimas mortales y los heridos son civiles.
Mientras esto pasa, la comunidad internacional, con la ONU al frente, no ha condenado oficialmente los ataques- pese a que su secretario general ha indicado que se trata de crímenes de guerra-. Al contrario: la masacre que está realizando el gobierno de Israel- calificada por su primer ministro de “justa”– está apoyada por el presidente de los Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz, Barack Obama quien, públicamente, reconoció lo que calificó como “derecho de Israel a defenderse”.
