Un estudio conjunto de las universidades de EEUU y Australia, ha demostrado que el sentido del olfato en los tiburones podría verse dañado por el aumento de dióxido de carbono. El incremento del CO2 en los océanos, provocaría la reducción del pH en las aguas, acidificando el medio marino y modificado la conducta de los escualos.
En la investigación se analizaron 24 ejemplares de la especie musola pintada (Mustelus canis), distribuyendo a los tiburones en 3 canales de agua con concentraciones de CO2 desiguales. Al primer grupo le correspondía 405 microatmósferas, la cantidad que se encuentra en las aguas actualmente; el segundo canal, ascendía a 741 microatmósferas de cara a la previsión de 2050; y la cantidad se elevó a 1064, estimación para el año 2100.
A continuación, los investigadores suministraron un olor químico en las aguas, descubriendo que los 2 primeros grupos fueron capaces de rastrear el olor, no obstante, el tercer equipo no localizaba la esencia, afectando a su conducta depredadora para encontrar la comida. El estudio ha sido publicado en la revista Global Change Biology.