La técnica se denomina optogenética, y su aplicación consiste en proyectar la luz sobre determinadas neuronas con un cable de fibra óptica, para ejercer el control sobre ellas, y conocer qué relación existe entre el hipocampo y la corteza cerebral, implicados en la creación de los recuerdos y la memoria, según el estudio del Centro de Neurociencias de la Universidad de California en Davis (EEUU).
Los investigadores eliminaron determinados recuerdos en ratones de laboratorio, modificados genéticamente, que al activarse sus neuronas, emitían un brillo fluorescente. La investigación permitió descubrir con precisión las células que se activan en ambas regiones cerebrales, al crear recuerdos o para recuperarlos.
En el experimento, los roedores habían recibido una descarga eléctrica leve en una jaula en concreto. Al ubicarnos de nuevo en el espacio de la tortura, los científicos Kazumasa Tanaka y Brian Wiltgen, comprobaron que los ratones mostraron síntomas de miedo por una posible descarga, reactivando la memoria aprendida. Tras suministrar la optogenética, los roedores desconocieron el lugar, el olvido les permitió perder pánico al ser devueltos a la jaula.
Las conclusiones demostraron que, la corteza no es capaz de albergar los recuerdos de manera independiente, necesitando al hipocampo. El uso de la optogenética no se basa en exclusiva en borrar la memoria, sino que puede introducir recuerdos no verdaderos, según las demostraciones con ratones en 2013, por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU.