Una ecografía del embarazo fue suficiente para que Amanda Collins, supiera con certeza que su hija iba a ser la niña más preciosa del mundo, antes de nacer. Con ese presentimiento, la madre a los 4 meses de gestación, la inscribió en un certamen de belleza, según el Daily Mail.
No fue el único concurso, a partir de aquella, la pequeña Luna fue anotada en numerosas competiciones para medir su atractivo en Reino Unido. “Lo único que tiene que hacer es estar tumbada en mis brazos y sonreír mientras yo desfilo. Tanto ella como yo estamos disfrutando cada minuto, y eso es lo que importa”.
Con seis meses de vida, Luna se alzó con el segundo puesto en el concurso internacional de ‘Princesa y príncipe de Reino Unido‘. Un mes después, quedó finalista en la categoría ‘Bebé precioso’, del certamen Miss Dreams. Lo que no se puede dudar, es que ha conseguido ser la candidata más joven a nivel mundial.