Es más fácil dar con el bálsamo de Fierabrás que con los huesos de don Miguel

Nada, que don Miguel no aparece por ningún lado. Casi cuatrocientos años después de la muerte de Miguel de Cervantes, el pasado mes de abril comenzó la búsqueda de sus restos mortales en el Convento de las Trinitarias, en Madrid, donde se cree que fue enterrado en cumplimiento de su expreso deseo.

Tras cinco meses de parón por trámites administrativos, los investigadores regresarán en diciembre a la iglesia de Las Trinitarias, para encontrar los restos del autor más universal de la literatura española– que no hay que descartar que tuviese sus raíces en Galicia, concretamente en Lugo– para darles una sepultura digna.

Si todo va bien, y el hallazgo se concreta en 2015, el mismo coincidiría con la celebración del cuarto centenario de la segunda parte del Quijote.