Y lo ha hecho en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno y del Partido Popular no ha hecho referencia, ni de lejos, a la ‘Trama Gürtel’, a la dimisión de su ministra de Sanidad, Ana Mato, y mucho menos al hecho de que, solo en su partido, al margen de dicha trama, haya decenas de encausados, entre ellos un ex vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, varios ex ministros– uno de los cuales, Jaume Matas, ha ido a la cárcel- los tres últimos gerentes del Partido Popular, ex diputados, ex senadores, ex presidentes de parlamentos autonómicos, alcaldes y ex alcaldes y concejales.
Por lo que se refiere al Partido Socialista, la lista es algo inferior, pero en ella están ya un ex vicepresidente, Narcis Serra, dos ex ministros y ex presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, también hay alcaldes, ex diputados o concejales y ex concejales.
A todo ello se añade la investigación e instrucción de causas tan conocidas por los ciudadanos como el ‘Caso Nóos’, ‘Gürtel’, ‘Bárcenas’, ‘Emarsa’, ‘Campeón’, ‘Patos’, ‘EREs de Andalicía’ (con más de 200 imputados), ‘Palau’, ‘Adigsa’, ‘Innova’, ‘ITV’, ‘Pujol’, ‘Over Marketing’, ‘Palma Arena’, ‘Pokemon’, ‘Bankia’, ‘Caixa catalana’ Tarjetas black’, ‘Preferentes’ o ‘Pokemon’, por citar algunos.
Pese a ello, Rajoy, quien parece haber olvidado que, en este momento hay más de 130 causas abiertas, con casi 2.000 imputados y 170 condenados-desde políticos a empresarios, pasando por sindicalistas y hasta miembros de la familia del Rey– ha enfatizado que la corrupción es una “parte pequeña” en España, y se ha permitido el lujo hasta de intentar dogmatizar afirmando que corremos el peligro de que, si extendemos las sospechas a toda la clase política, “solo quedará espacio para los salvapatrias de escoba”.
El presidente del Gobierno, quien ha afirmado “todo el mundo sabe que han aparecido corruptos en mi partido” y ha añadido “he pedido perdón por ello”, no ha querido recordar su apoyo- incluso cuando ya había sido acusado, a Luis Bárcenas (¿quién no recuerda aquel SMS de “sé fuerte, Luis”), ha Rato, a Matas (“espero tener un gobierno como el que él ha hecho en Baleares”)-el ridículo del “despido en diferido”, el pago con dinero negro de las obras de la sede central de su partido, los sobresueldos a dirigentes del PP o, más recientemente, el encarcelamiento del ex consejero de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, o la orden de entrada en prisión para el defraudador Carlos Fabra, ex presidente de la Diputación de Castellón.
Rajoy se ha limitado a repetir lo que dice el CIS: que comparte la preocupación de los españoles por la corrupción, que es un problema, añadiendo que “la corrupción no es algo nuevo en la historia de la democracia” y que a la corrupción “le traen sin cuidado las ideas o las banderas”.
Eso sí, el presidente no ha dado una lista de personas a las qué cesará por sus supuestas implicaciones en casos de corrupción, a las que denunciará ante la justicia o a las que expulsará de su partido por estar incursos en causas judiciales.