Manuel Santos López González, responsable del Área de Investigación y Reconstrucción de Accidentes de la Sección Central de Investigación Criminal y Policía Judicial de la Ertzaintza, ha analizado en Vigo los principales modelos y procedimientos imperantes en España y Europa sobre investigaciones de accidentes de tráfico, además de mostrar las claves que deben guiarlas, tomando como punto de partida los accidentes de tráfico laborales, que presentan una incidencia cada vez mayor.
Siniestros de circulación que implican graves daños personales, como el ocurrido recientemente en la localidad de Fuensalida (Toledo), en el cual perdieron la vida tres menores, ponen de manifiesto la importancia de la labor desarrollada por unidades de investigación especializadas, a la hora de esclarecer las causas y determinar responsabilidades.
Durante su intervención, López González profundizó acerca de la responsabilidad y el papel que debe desempeñar cada uno de los agentes implicados, desde la policía a los peritos o abogados, denunciando cómo en ocasiones los intereses de unos u otros pueden llegar a perjudicar la investigación. En este sentido, incidió en la necesidad de que las pesquisas vayan más allá de lo evidente, pues una mala praxis puede derivar en conclusiones erróneas que afecten negativamente a las personas implicadas, pudiendo suponer consecuencias económicas u de otro tipo para el ciudadano.
El ponente desveló que uno de los mayores problemas con los que se enfrenta actualmente Europa en materia de seguridad vial reside en la desprofesionalización que está sufriendo el sector transportes. Según explicó, la crisis económica ha propiciado que muchas compañías recurran a vehículos ligeros para el reparto de mercancías y viajeros, lo cual permite ahorrar costes al evitar los equipamientos específicos y los controles exhaustivos asociados al tráfico pesado. Esta falta de regularización supone una gran preocupación y un peligro potencial para los trabajadores, que en los últimos años se ha traducido en un importante aumento del número de accidentes de tráfico en los que se ven implicados vehículos ligeros de transporte de mercancías.
Este es, precisamente el caso concreto de un vecino de Vigo, quien perdió la vida en un accidente de tráfico en Alemania mientras desarrollaba su trabajo como transportista
López González compartió con los asistentes algunos de los mejores modelos europeos en materia de investigación de accidentes de circulación, como son el danés o el finlandés, si bien apuntó la imposibilidad de que estos puedan ser aplicados al sistema español, ya que según explicó, los intentos que se han hecho al respecto no han dado los resultados esperados y, además, el hecho de que un procedimiento funcione en su entorno no quiere decir que lo vaya a hacer fuera de él tal y quedó demostrado.
Por último, lanzó una reflexión sobre el porvenir de este ámbito, analizando lo que podría pasar en caso de que los accidentes de tráfico se despenalicen y se conviertan en un litigio civil, tal y como plantea la posible reforma del código penal. Ante este conflicto, se abriría un panorama incierto que exigiría una reestructuración del sistema y una definición de los roles de aquellos actores implicados.
Manuel comentó con vigoalminuto algunos de los sistemas de reconstrucción de accidentes mediante programas informáticos que determinan, a partir de datos contrastados incluidos en los atestados de los siniestros, además de las características técnicas del vehículo- su antigüedad, conservación, peso, estado de los neumáticos o frenos- cómo se produjo realmente el accidente, tomando, además, como base, puntos de impacto con otros vehículos, frenadas y marcas en la calzada o, en el caso de atropellos, las lesiones de las víctimas –en muchos casos a partir de los informes de las autopsias-.
Estos programas, indicó, hacen más fácil la labor de los jueces a la hora de establecer las posibles responsabilidades cuando se produce un accidente, trazando su evitabilidad o de crear un ‘informe inverso’, es decir, demostrar que algo es físicamente posible, o no.