Ese organismo que únicamente vela por los intereses de las multinacionales, cuyos tres últimos directores han sido juzgados, han sido imputados o siguen estándolo- Strauss-Kahn, Rato y Lagarde- que ha impuesto medidas económicas que han llevado a tasas de pobreza superiores al 25% a varios países, que aboga por el recorte de los puestos de trabajo y su precarización, el recorte de los servicios sociales o la protección a los más desfavorecidos, pretende, ahora, influir en el voto de los ciudadanos griegos.
El FMI no ha tardado ni dos horas desde que el primer ministro griego, el ultraconservador Antonis Samaras, anunció la convocatoria de Elecciones Generales adelantadas, el próximo 25 de enero, para decidir que corta las conversaciones con Grecia hasta la formación de un nuevo gobierno.
Esta decisión supone cerrar el flujo de dinero que llegaba a aquel país- que para recibirlo ha tenido que hacer despidos masivos de funcionarios, llegar a tasas de desempleo que se acercan al 30%, condenar al 33% de su población a la pobreza, recortar salarios, pensiones y gastos en Sanidad y Educación—
“Grecia no afronta necesidades inmediatas de financiación”, aseguró el portavoz de la institución dirigida por la derechista Christine Lagarde, después de que el fracaso en la tercera votación presidencial en el Parlamento griego haya forzado al Gobierno elecciones anticipadas en las que, según todos los sondeos el favorito para hacerse con la victoria es la izquierda, representada por Alexis Tsipras, líder de Syriza.