En la Catedral de Santiago había “desfases contables” antes del robo del Códice, desfases que la Iglesia conocía y no comunicó a la Policía, ni cuando se inició la investigación para localizar el Códice. Así lo ha declarado, este miércoles, tercer día de juicio, el administrador del templo, Manuel Iglesias, quien llevó las cuentas entre 2002 y 2011.
Iglesias reconoció que detectó “sustracciones considerables” de dinero que únicamente comunicó al dean , José María Díaz, y no al Cabildo de la catedral, que es quien dirige la misma, ni a la Policía.
Pese a que esas diferencias entre lo recaudado y lo que acababa en la caja fuerte de la catedral fueron conocidas por el contable en 2003, hasta 6 años más tarde cuando, indicó, faltaba dinero de manera habitual, no pidió que se colocasen cámaras de seguridad en su despacho, cámaras que, finalmente, se instalaron en 2010.
El administrador justificó el hecho de que únicamente le dijo al dean que faltaba dinero para evitar que el hecho fuese conocido por más gente “y se crease alarma”. Manuel Iglesias también admitió que él realizaba todos los pagos, en mano, que los mismos se contabilizaban y registraban siempre y que, asimismo, llevaba personalmente la contabilidad del templo.
El presidente del tribunal que juzga el caso del Códice Calixtino ha preguntado al administrador si había una contabilidad ‘ficticia’ en para hacer cuadrar las cuentas, a lo que Iglesias ha respondido que se hacía “ajustes a tanto alzado y se regularizaba el saldo de caja”.
En relación con el motivo por el cuál no informó a la Policía de la desaparición de dinero de la caja fuerte, cuando prestó declaración ante los agentes en septiembre de 2012, Manuel Iglesias respondió que no recordaba porqué no lo había contado y que, en cualquier caso, los investigadores solo le preguntaron por el Códice.
Por su parte, el administrador que sucedió a Manuel Iglesias en 2011, Luis Otero Outes, que ocupó el puesto hasta 2012, ha testificado que nunca fue informado ni sobre las diferencias contables ni sobre supuestos robos de dinero, y ello pese a que Iglesias siguió ocupándose, en persona, de la recaudación de las colectas en el templo y de las entradas en el Museo de la Catedral. “Nunca me dijo que faltase dinero”, ha indicado, añadiendo que mientras él fue administrador, coincidiendo con la fecha del robo del Códice, nunca detectó que falta de cantidad alguna.
Por lo que se refiere a las cámaras de seguridad, Manuel Iglesias afirmó que se colocaron en 2010 y que nunca llegó a ver las imágenes grabadas. Eso fue así, explicó, porque era necesario usar una clave para poder visionarlas y que, como nadie le había ayudado a verlas, puesto que él no sabía usar esta tecnología, no supo lo que habían registrado.
Este comentario causó cierta sorpresa en la sala puesto que el ex administrador reconoció que puso “poco dinero” como trampa para ver si alguien estaba robando, “1.000, 2.000 o 3.000 €”, pero nunca supo si alguien lo cogió, porque nunca vio las imágenes de la cámara. A ello se añade otro hecho, que la clave para poder ver las imágenes “se perdió” durante un plazo de tiempo que no pudo concretar, desde que él dejó su puesto, hasta que lo asumió su sucesor, Luis Otero, por lo cual tampoco este pudo ver nunca lo que se había grabado.