¿Qué sabes de una monja de clausura?…bien, pues Sor Lucía Caram no tiene nada que ver con eso. Es directa y clara, no rehúye las preguntas…toda una sorpresa. Empezó escribiendo un libro de recetas- es la cocinera de su congregación- y ha acabado ayudando a dirigir una residencia “a una residencia van ricos y pobres, a un albergue sólo van los pobres” en el que se han permitido un “gasto extra: pagar por el canal de fútbol…para que no parezca un gueto cerrado”.
Este viernes-mañana también, a las 5 de la tarde- estuvo en la Parroquia Cristo de la Victoria de Coia, y al acabar una charla que llenó el salón de actos, se sentó con vigoalminuto y nos contó que, además de la residencia, está trabajando para poner a funcionar un spa, “no me gusta lo del ‘espacio de ducha’…tenemos colonias, inciensos, espacios literarios… y conseguimos ropa para quien la necesita…pero no la que nos sobra…¿por qué alguien iba a quedarse con eso?…¿lo haríamos nosotros?”.
La referencia que tiene Sor Lucía de Vigo viene del “interés” con el que ha seguido lo que se hace en el Cristo de la Victoria, “sé que es una comunidad muy implicada…no se ha despertado ahora…en esta época de crisis, sus integrantes han estado siempre muy cercanos al barrio y a las personas que viven en él”. En base a esa referencia, comenta que la inversión del Ayuntamiento en Bienestar “es cero patatero…creo que hay más afán en inaugurar obras pero que, realmente, no hay una verdadera inversión en obras sociales…¿los ciudadanos castigarán esto?”, pregunta.
Sobre el alcalde afirma que “le ha declarado la guerra” a esta parroquia, “me han dicho que no se presenta a los actos cuando ellos se manifiestan” y le parece que la situación aquí no es muy distinta a la de otros lugares en las que “se compran voluntades” o en los que “una cosa es su discurso y otra la realidad, en la que hay paro, necesidad y cada vez más desigualdad” y, a su juicio la colocación del barco en Coia es la prueba de “la mentalidad de un gobierno que vive de espaldas a la realidad de la gente”.
Esta monja de 48 años, que llama “delincuente” a quien manda a 60 policías para desalojar de sus casas a familias con niños y enfermos, afirma rotunda que está decidida a “reventar el sistema por las costuras”, quizá una manera sea logrando que entre el público que fue a verla estuviese una reconocible representación de militantes de izquierda, la mayoría ateos declarados.
Para Sor Lucía “la mala noticia es que el tren ha descarrilado, la buena es que nos hemos dado cuenta, al borde del precipicio, que nos han metido en este tren, los mismos que ahora nos piden que consumamos más, para que se recupere la economía…quieren volver a llevarnos al precipicio y solo nosotros podemos impedirlo…porque ahora la intemperie nos ha despertado”.
La religiosa pide que “no toleremos a un estado que ha fracasado, donde han secuestrado la democracia, donde el mercado laboral se ha convertido en un campo de concentración, donde la ley no tiene nada que ver con la justicia…en donde pretenden, con la Ley Mordaza, que las víctimas seamos culpables” y enfatiza: “no podemos acostumbrarnos a la miseria”.
Para cambiarlo señala como solución la creación de comunidades de convivencia, “en las que haya dignidad…porque cuando no hay dignidad no hay libertad y es imposible ser feliz sin una vida digna”.
Sor Lucía, que se califica como “una monja cojonera” cree que “la política es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos…porque no creo que sea posible la defensa de los derechos y de la sociedad de otra manera que no sea la política”, exige que se respete la Constitución, “esa que se queda pequeña cuando se habla del independentismo de Cataluña y que es muy holgada como para hacer realidad lo que pone: que todo el mundo tiene derecho a una vivienda…¡es la misma constitución, que la cumplan!”.
Sobre un posible final a lo que estamos viviendo, su opinión es que “estamos peor que antes”, aunque apunta a una solución, “cambiar nuestros hábitos de consumo…nosotros necesitamos 10.000 litros de leche al mes y lo más barato era comprarla en Carrefour…preferimos gastar un poco más y fuimos a buscarla a otro lugar”, por ello aboga por ser cliente del comercio cercano, del de barrio, “¿estamos dispuestos a ello?” pregunta.
