Al menos 2.000 mujeres y niñas han sido secuestradas por el grupo terrorista Boko Haram desde comienzos de 2014, muchas de las cuales han sido forzadas a la esclavitud sexual y entrenadas para luchar en Nigeria, según denuncia este martes Amnistía Internacional (AI).
Así se indica con detalle en su informe ‘Nuestra labor es disparar, asesinar y matar: el reinado del terror de Boko Haram’, de 90 páginas y hecho público coincidiendo con el primer aniversario del masivo secuestro de 276 alumnas de una escuela de Chibouk, en Nigeria.
Con declaraciones de casi 200 testigos, 28 de ellos mujeres y niñas secuestradas que lograron escapar de Boko Haram, Amnistía Internacional documenta los múltiples crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados por este grupo radical, incluido el homicidio de al menos 5.500 civiles, mientras los terroristas arrasaban el noreste de Nigeria durante 2014 y comienzos de 2015.
Amnistía Internacional saca a la luz los brutales métodos empleados por el grupo armado en el noreste de Nigeria, donde hombres y niños son reclutados con regularidad o ejecutados sistemáticamente y donde a las mujeres y las niñas se las secuestra, encarcela y, en ocasiones, se las viola, se las obliga a contraer matrimonio y se las hace participar en ataques armados, a veces contra sus propias ciudades y pueblos.
En el informe hay pruebas gráficas, incluidas nuevas imágenes de satélite, de la magnitud de la devastación que Boko Haram ha dejado a su paso.
Las 276 escolares secuestradas en Chibok el 14 de abril de 2014 fueron objeto de la atención internacional con ayuda de la campaña #BringBackOurGirls (‘Devuelvan a nuestras niñas’), pero las escolares desaparecidas son sólo una fracción de las mujeres, niñas, hombres jóvenes y niños secuestrados por Boko Haram.
Este grupo, según AI, se llevaba a las mujeres y niñas que secuestraba directamente a campos situados en comunidades remotas o a campos de tránsito improvisados, desde donde las trasladaban a viviendas de ciudades y pueblos y las adoctrinaban con su versión del islam, preparándolas para el matrimonio.
Aisha, de 19 años, relató a Amnistía Internacional cómo la secuestraron en la boda de una amiga en septiembre de 2014 junto con su hermana, la novia y la hermana de la novia. Boko Haram se las llevó a un campo situado en Gullak, en el estado de Adamawa, donde vivían aproximadamente un centenar de niñas secuestradas. Una semana después, el grupo obligó a la novia y a su hermana a casarse con combatientes. Además, entrenaron para el combate a Aisha y al resto de las mujeres y las niñas.
“Enseñaban a las niñas a disparar armas. A mí me enseñaron también a utilizar explosivos y atacar pueblos. Nos entrenaron durante las tres semanas siguientes a nuestra llegada y luego comenzaron a enviar a algunas a realizar acciones de combate. Yo fui a una contra mi propio pueblo”, contó, al tiempo que aseguró que en los tres meses que estuvo cautiva fue violada reiteradamente, en ocasiones por grupos de hasta seis combatientes.
El informe también muestra cómo es la vida bajo “el reinado del terror” de Boko Haram. Así, poco después de tomar una ciudad, el grupo armado reunía a la población para anunciarle las nuevas normas y restricciones de circulación, que afectaban especialmente a las mujeres. La mayoría de los hogares dependían de que los niños y niñas consiguieran comida o de la visita de miembros de Boko Haram para ofrecerles ayuda y repartir comida procedente de saqueos.
Los terroristas castigaban duramente el incumplimiento de sus normas. No asistir a las oraciones diarias se castigaba con la flagelación pública. Una mujer que pasó cinco meses bajo el control de Boko Haram en Gamborou dijo a Amnistía Internacional que había visto castigar a una mujer con 30 latigazos por vender ropa de niño y ejecutar a una pareja por adulterio.