Sucesos

La Policía Nacional libera a una mujer víctima de explotación sexual y a su bebé de 8 meses

Foto1Agentes de la Policía Nacional han liberado a una víctima de explotación sexual y a su bebé de 8 meses gracias a un e-mail enviado al correo [email protected], habilitado por la para la lucha contra la trata de seres humanos.

La joven había sido captada en su país de origen cuando apenas tenía 16 años, a través del método del “lover boy” y trasladada después a España bajo la promesa de una vida mejor. Fue explotada sexualmente en un club de alterne próximo a Figueres (Girona) durante cuatro años bajo duras condiciones físicas y psicológicas. Tras quedarse embarazada de su proxeneta -detenido en la operación-, la joven regresó temporalmente a Rumanía y cuando el bebé contaba con tres meses retornó a España para seguir prostituyéndose, esta vez bajo la amenaza de causarle daños a su hijo.

La investigación se inició cuando los agentes dedicados a la atención del correo electrónico destinado a la lucha contra la Trata de Seres Humanos recibieron un e-mail. La remitente era una joven que afirmaba estar siendo explotada sexualmente desde hacía cuatro años, en un club de alterne cercano a la localidad de Figueres en la provincia de Girona, por miembros de una misma familia de nacionalidad rumana. La joven relataba que su situación se había agravado recientemente al presionarla con amenazas dirigidas a su bebé de ocho meses, por lo que solicitaba ayuda de forma urgente.

Una vez comprobada la veracidad de los hechos manifestados por la víctima, los agentes realizaron indagaciones para determinar la identidad de los proxenetas y liberar a la víctima. Finalmente fue liberada a la salida del club de alterne cuando su proxeneta se disponía a trasladarla hasta su domicilio donde residía con su bebé, también liberado. Al mismo tiempo se detuvo a su acompañante.

La joven había sido captada por el detenido en Rumanía cuando era aún menor de edad, bajo el método del “lover boy”. Así, con apenas 16 años, el hombre consiguió seducirla y entablar con ella una falsa relación sentimental, con el único objetivo de explotarla sexualmente y lucrarse con ello. La víctima estableció una fuerte dependencia emocional del que sería su proxeneta y vivía totalmente engañada sin que tuviera conciencia de su propia situación. Finalmente su pareja consiguió convencerla para trasladarse a España, bajo la promesa de una calidad de vida mucho mejor de la que tenía en su país. Así, recién cumplidos los 18 años, inició el viaje por carretera desde Rumanía a España.

Una vez llegaron a Figueras, la víctima pasó varios días recluida en un inmueble junto con algunos familiares de su explotador, sin que pudiera salir sola a la vía pública, ni contactar con su familia en Rumanía, ya que de lo contrario era agredida físicamente. Pasadas dos semanas de incomunicación total, comenzó su explotación sexual en un club de alterne sin que tuviera opción a negarse puesto que era sometida a continuas agresiones, amenazas y coacciones por parte de su explotador, que la mantenía aislada socialmente con la ayuda de sus dos hermanas. Así, una de ellas actuaba de controladora en el prostíbulo y la otra en el domicilio familiar, lugar en el que la víctima era obligada, además, a realizar las tareas domésticas. La joven era explotada sexualmente todos los días de la semana sin descanso durante nueve horas ininterrumpidamente. Además de prostituirse, también era forzada por su falsa pareja a vender cocaína a los clientes.

La joven debía entregar a su proxeneta la totalidad de los ingresos que obtenía con sus servicios sexuales, para sufragar los gastos de alquiler del inmueble donde vivía el clan familiar y la víctima, así como la manutención de todos ellos. La joven relató a los agentes que durante los cuatro años que estuvo siendo explotada había entregado, bajo amenazas y coacciones, a su proxeneta y a sus familiares, más de 300.000 € fruto de su explotación sexual.

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